sábado, 17 de octubre de 2009
Aventura II
Ahora todo comenzó de nuevo. Los gusto diferentes, la gente en sus asuntos, la música, el trabajo, los estudios, todo interrumpía mi pensar, en aquella calle hostil, donde la cenizas de un cigarro caían desde los edificios, donde mujeres mayores con blusas de colores se apoyaban en los balcones de madera. Un vals de una peña criolla interrumpía a los transeúntes que poco obligados a caminar tarareaban la música del zambo cavero, y contigo Perú. Una mujer en la otra vereda miraba en dirección lateral, me di cuenta que cuadras atrás había visto aquella mujer cruzar la pista. Era delgada y cabello negro, usaba lentes y no la hacia menos bella, tenia una falda hasta las rodilla, parecía ser una secretaria pero no llevaba papeles algunos. Aproximadamente eran las once de la noche, y me preguntaría que hacia una mujer vestida tan formal por estas calles. Decidí seguirla para saber que nada que pudiera pasar. Llegamos cerca al centro y yo había cruzado hacia la otra vereda, ahora me encontraba detrás de ella, quien se detuvo interrumpida por la bulla que venia de algunos bares y burdeles de la zona.
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