miércoles, 26 de octubre de 2011

Salió el gringo

Al ritmo del día avanza mi vida por las calles de esta ciudad. Cómo se puede manejar las emociones y los sentimientos cuando se ilumina por todo el cielo, y desplaza la masa gris de nuestro ojos ávidos de color, esto solamente lo puede hacer el radiante, como lo llaman por acá: "ya salió el gringo". Nada más y nada menos que el sol. Quien puede darle color a la vida, a la rutina, a las horas lentas de los lunes, el que se acuerda de ti y te quema la cara cuando caminas bajo él, el que se pone cargoso eso del mediodía, y quien por las tardes destella colores inimaginables en el horizonte.

Hoy apareció de repente, cuando me escondia bajo una frazada en el sofá de mi casa mirando la televisión. Que alegría, pensé dentro de mi, a pesar de que no sea verano para poder ir a la playa, su simple presencia crea emociones encontradas, podría decir que todo lo bueno que me ha sucedido ha sido bajo la gran estrella sobre mi frente. Yo adoro el verano, así como el verano me adora a mi.

Recuerdo cuando salía a jugar en el parque de mi casa, eso de las diez de la mañana, no me acuerdo del día, pero al fin al cabo eran las vacaciones de verano. Me la pasaba jugando dos horas completas, hasta el mediodía y cuando miraba hacia el cielo el sol se ponía y yo me sentía como actor principal en teatro, iluminado por esa luz misteriosa que sale de no sé donde. Respirando muy hondo, sentía la música que salía de la callle donde vivía, una salsa . Era momento para ir a almorzar, para salir más tarde y seguir disfrutando del sol. Incluso las noches eran de sol, lo demostrabnan nuestros rostros colorados motivo para continuar jugando hasta que uno por uno se iba a su casa.

Ahora solo me queda sus rayos y sus recuerdos que dejo en mi, escuchando la misma salsa y con una sonrisa que baila mucho.

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